viernes, 30 de diciembre de 2016

¿Por qué los niños están estresados?

Cómo identificar el estrés en niños



El estrés infantil es similar al que afecta a los adultos.


Síntomas

·                      Irritabilidad.
·                      Nerviosismo.
·                      Dolores de cabeza frecuentes.
·                      Dolores de barriga sin causa aparente o “somáticos”.
·                      Trastornos del sueño.
·                      La aparición de tics nerviosos.
·                      Ataques de pánico, de asma o vómitos.
·                      Algunos niños pueden manifestar una actitud desinteresada en la realización de las actividades diarias.


En la actualidad, se pueden encontrar casos de estrés en niños desde edades cada vez más 
tempranas. Diferentes estudios, realizados en los últimos años, han alertado de este 
incremento. Los factores que disparan el estrés en los más pequeños tienen relación con la 
escuela, con las malas relaciones con compañeros, con malentendidos con los padres, por 
“contaminación” del estrés de los adultos, etcétera. Los niños de ahora, se ven cada vez más 
envueltos en un frenesí que no se detiene y que no pueden entender, el resultado es el estrés, 
la ansiedad y el miedo.
El máster en educación y autor de Simplicity Parenting, Kim John Payne, explica en su libro 
que los niños están sometidos a un exceso de estímulos y que hay cuatro factores 
fundamentales que se obtienen en el hogar y que los predispone a desarrollar estrés desde 
temprana edad.

Factores clave del estrés en niños


·                  Tener demasiadas cosas. Sea esto ropa, juguetes o tecnología.
·                      Tener padres que den a sus hijos demasiadas libertades.
·                      Que los niños tengan demasiada información de los medios de comunicación.
·                      Que haya demasiada velocidad en sus vidas.

Según explica, los cerebros infantiles son inmaduros por lo que estos cuatro factores de 
exceso crean una saturación en los pequeños. Su propuesta para contrarrestar estos efectos 
es regresar a un estilo de vida más simple. Uno donde la habitación del niño no tenga tantos 
juguetes, televisores y consolas; que ese espacio este poco saturado de elementos. También 
cree que hay que desconectarlos de los medios de comunicación y en su lugar darles 
espacios donde se propicie la relajación y se pueda expresar la creatividad. El exceso de 
estímulos puede hacer que los niños se sientan inseguros porque “no saben quién está a 
cargo” de la información que reciben.


Payne no es el primero en denunciar que el exceso de actividades y estímulos estresan a los niños. 
En algunos países como Gran Bretaña, Estados Unidos o España se debate a menudo sobre 
la estimulación temprana pues hay quienes creen que esta podría resultar poco beneficiosa 
para los niños. El afán de los padres de que sus hijos tengan mayores facilidades en una vida 
adulta  excesivamente competitiva puede llevarlos a sobreestimular a sus pequeños sin que 
lo noten. Ya lo denunciaba Bettina Hürlimann cuando decía que “en el siglo XVIII al educador 
no le importaba que el niño viviera feliz, con tal que muriera santo; hoy podría decirse que no 
le importa que se vuelva loco, con tal que sea sabio”.

Fuente: Aquí y aquí.




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