Lo siento. Comprendo. Me arrepiento. Me resigno.
Y respiro.
"(...) Sí, todo me lo quitaréis,
el laurel y la rosa.
Lleváoslos
pero me queda una cosa
que me llevo.
Cuando entre en la casa de Dios
brillará intensamente
mientras diga mi adiós
algo que inmaculado, meteré
en un arrullo y me
lo llevaré para siempre
Y es…
– Roxana – ¿Qué es?
– Cyrano – Mi orgullo."
Los últimos años, los humanos tapaban todos sus sentidos.
Llevaban siempre cascos, gafas de Sol, guantes y mascarilla.
Por si acaso, dormían con tapones y con un ridículo antifaz.
Así que cuando la Naturaleza dijo basta, no llegaron a saberlo.
Al fin y al cabo, ellos no vivían en la Naturaleza, sino dentro de sí mismos.