lunes, 29 de septiembre de 2014

Wild Life


La película



La Realidad

Okwari y Shahi´yena tenían 6 y 7 años respectivamente cuando fueron arrancados de su madre en Boulogne-sur-Gesse, en la Costa Azul francesa. En diciembre de 1998, su padre, Xavier Fortin, aprovechó su permiso de visita para llevárselos. Nunca más se supo. Más de 10 años después han sido encontrados en un bosque de la región pirenaica de Ariège, donde Fortin y sus hijos --que hoy tienen 17 y 18 años-- vivían apartados del mundo. La historia de los niños criados de forma semisalvaje ha conmocionado a Francia.
Fortin, de 52 años, ha sido detenido y está en prisión preventiva. En marzo será juzgado de nuevo por sustracción de menores, delito por el que ya fue condenado a dos años de prisión en el 2005 mientras se encontraba huido. El ministerio fiscal mantiene la acusación pese a que su exmujer, Catherine Martin, ha decidido retirar la denuncia. Martin, que el sábado pasado se reunió con sus hijos por primera vez después de una década de búsqueda infructuosa, no desea que los jóvenes la culpen del encarcelamiento de su padre.
ESTADO DE CONFUSION Madre e hijos se encuentran ahora prácticamente como desconocidos. El estado de confusión de Okwari y Shahi´yena es tal que han pedido volver a su cabaña en el bosque, deseo que les ha sido concedido para permitirles reintegrarse a la sociedad de forma paulatina. "Mi hija ha vivido un calvario horroroso. Está agotada. Ella debe sobreponerse a la larga ausencia y volver poco a poco a rehacer la relación con sus hijos, a los que se había hecho creer que su madre les había abandonado", ha relatado el abuelo materno a Le Parisien .
Alto, fuerte y de mirada profunda, Fortin ha burlado durante estos años a la policía francesa cambiando de identidad y viviendo al margen de la sociedad. Su voluntad de dedicarse a la educación de sus hijos fuera del sistema escolar está en la base de la ruptura con su esposa. Tras el divorcio, la mujer obtuvo la custodia. Pero Fortin no aceptó la decisión judicial.

Titular de un máster en ciencias naturales, Fortin educó a sus hijos y les enseñó a sobrevivir en el bosque cultivando verduras y cuidando de un pequeño rebaño de cabras y ovejas. A veces vendían sus productos en el mercado, donde el padre se hacía llamar Michel Duchesne. Ahí fueron identificados por un vecino que había visto uno de los carteles de búsqueda y captura distribuidos por la policía con la foto de Fortin y de los dos niños.


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