Los últimos años, los humanos tapaban todos sus sentidos.
Llevaban siempre cascos, gafas de Sol, guantes y mascarilla.
Por si acaso, dormían con tapones y con un ridículo antifaz.
Así que cuando la Naturaleza dijo basta, no llegaron a saberlo.
Al fin y al cabo, ellos no vivían en la Naturaleza, sino dentro de sí mismos.
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