Cómo
identificar el estrés en niños
El estrés infantil es
similar al que afecta a los adultos.
El estrés infantil es
similar al que afecta a los adultos.
Síntomas
·
Irritabilidad.
· Nerviosismo.
· Dolores de cabeza frecuentes.
· Dolores de barriga sin causa aparente o “somáticos”.
· Trastornos del sueño.
· La aparición de tics nerviosos.
· Ataques de pánico, de asma o vómitos.
· Algunos niños pueden manifestar una actitud desinteresada en la realización de las actividades diarias.
· Nerviosismo.
· Dolores de cabeza frecuentes.
· Dolores de barriga sin causa aparente o “somáticos”.
· Trastornos del sueño.
· La aparición de tics nerviosos.
· Ataques de pánico, de asma o vómitos.
· Algunos niños pueden manifestar una actitud desinteresada en la realización de las actividades diarias.
En
la actualidad, se pueden encontrar casos de estrés en niños desde edades cada
vez más
tempranas. Diferentes estudios, realizados en los últimos años, han
alertado de este
incremento. Los factores que disparan el estrés en los más
pequeños tienen relación con la
escuela, con las malas relaciones
con compañeros, con malentendidos con los padres, por
“contaminación” del
estrés de los adultos, etcétera. Los niños de ahora, se ven cada vez más
envueltos en un frenesí que no se detiene y que no pueden entender, el
resultado es el estrés,
la ansiedad y el miedo.
El
máster en educación y autor de Simplicity
Parenting, Kim John Payne, explica en su libro
que los
niños están sometidos a un exceso de estímulos y que hay cuatro factores
fundamentales que se obtienen en el hogar y que los predispone
a desarrollar estrés desde
temprana edad.
Factores clave del estrés en niños
· Tener demasiadas cosas. Sea esto ropa, juguetes o tecnología.
·
Tener padres que den a sus hijos demasiadas libertades.
·
Que los niños tengan demasiada información de los medios de
comunicación.
·
Que haya demasiada velocidad en sus vidas.
Según
explica, los cerebros infantiles son inmaduros por lo que estos cuatro factores
de
exceso crean una saturación en los pequeños. Su propuesta para contrarrestar
estos efectos
es regresar a un estilo de vida más simple. Uno donde la
habitación del niño no tenga tantos
juguetes, televisores y consolas; que ese
espacio este poco saturado de elementos. También
cree que hay que
desconectarlos de los medios de comunicación y en su lugar darles
espacios
donde se propicie la relajación y se pueda expresar la creatividad. El
exceso de
estímulos puede hacer que los niños se sientan inseguros porque “no
saben quién está a
cargo” de la información que reciben.
Payne no es el primero en denunciar
que el exceso de actividades y estímulos estresan a los niños.
En algunos
países como Gran Bretaña, Estados Unidos o España se debate a menudo sobre
la estimulación temprana pues hay quienes creen que esta podría resultar poco beneficiosa
para los niños. El afán de los padres de que sus hijos tengan mayores
facilidades en una vida
adulta excesivamente competitiva puede llevarlos a
sobreestimular a sus pequeños sin que
lo noten. Ya lo denunciaba Bettina
Hürlimann cuando decía que “en el siglo XVIII al educador
no le importaba que
el niño viviera feliz, con tal que muriera santo; hoy podría decirse que no
le importa que se vuelva loco, con tal que sea sabio”.
En
la actualidad, se pueden encontrar casos de estrés en niños desde edades cada
vez más
tempranas. Diferentes estudios, realizados en los últimos años, han
alertado de este
incremento. Los factores que disparan el estrés en los más
pequeños tienen relación con la
escuela, con las malas relaciones
con compañeros, con malentendidos con los padres, por
“contaminación” del
estrés de los adultos, etcétera. Los niños de ahora, se ven cada vez más
envueltos en un frenesí que no se detiene y que no pueden entender, el
resultado es el estrés,
la ansiedad y el miedo.
El
máster en educación y autor de Simplicity
Parenting, Kim John Payne, explica en su libro
que los
niños están sometidos a un exceso de estímulos y que hay cuatro factores
fundamentales que se obtienen en el hogar y que los predispone
a desarrollar estrés desde
temprana edad.
Factores clave del estrés en niños
·
Tener padres que den a sus hijos demasiadas libertades.
·
Que los niños tengan demasiada información de los medios de
comunicación.
·
Que haya demasiada velocidad en sus vidas.
Según explica, los cerebros infantiles son inmaduros por lo que estos cuatro factores de
Según explica, los cerebros infantiles son inmaduros por lo que estos cuatro factores de
exceso crean una saturación en los pequeños. Su propuesta para contrarrestar
estos efectos
es regresar a un estilo de vida más simple. Uno donde la
habitación del niño no tenga tantos
juguetes, televisores y consolas; que ese
espacio este poco saturado de elementos. También
cree que hay que
desconectarlos de los medios de comunicación y en su lugar darles
espacios
donde se propicie la relajación y se pueda expresar la creatividad. El
exceso de
estímulos puede hacer que los niños se sientan inseguros porque “no
saben quién está a
cargo” de la información que reciben.
Payne no es el primero en denunciar
que el exceso de actividades y estímulos estresan a los niños.
En algunos
países como Gran Bretaña, Estados Unidos o España se debate a menudo sobre
la estimulación temprana pues hay quienes creen que esta podría resultar poco beneficiosa
para los niños. El afán de los padres de que sus hijos tengan mayores facilidades en una vida
adulta excesivamente competitiva puede llevarlos a sobreestimular a sus pequeños sin que
lo noten. Ya lo denunciaba Bettina Hürlimann cuando decía que “en el siglo XVIII al educador
no le importaba que el niño viviera feliz, con tal que muriera santo; hoy podría decirse que no
le importa que se vuelva loco, con tal que sea sabio”.
para los niños. El afán de los padres de que sus hijos tengan mayores facilidades en una vida
adulta excesivamente competitiva puede llevarlos a sobreestimular a sus pequeños sin que
lo noten. Ya lo denunciaba Bettina Hürlimann cuando decía que “en el siglo XVIII al educador
no le importaba que el niño viviera feliz, con tal que muriera santo; hoy podría decirse que no
le importa que se vuelva loco, con tal que sea sabio”.
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