Noiso.
Aquí estoy. De repente despidiéndome de tí.
Ha sido un final que anunciabas discretamente, como todo lo que tu haces, sin avasallar, sin llamar la atención, pero haciéndomelo saber. Llevas un tiempo dejándome señales, supongo que para que tu partida me sea menos difícil. Y te miro ahora, ahí tan quietecito y me siento tan solo.
Llegaste a mi lado de casualidad, de rebote. Ya desde el minuto uno desprendías esa energía alegre y esa vitalidad a raudales. Eras puro buen rollo y por eso te apodé "el surfero."
A tu lado, me he ido dando cuenta de que no encontraré a otro como tu, porque has sido sin duda el mejor perro que conozco. Y enumerar tus cualidades tan solo serviría para igualarte al resto. Y no mereces eso, porque repito: has sido el mejor.
Tengo tanto que agradecerte. Supe enseñarte muchas cosas y me entendiste perfectamente. Me has convertido en una mejor versión de mi mismo. Y sobre todo, fuiste mi guía, pues de tu mano atravesamos toda esta senda que nos traho aquí. A vivir así.
Mis cachorros se han criado a tu vera y mañana te despedirán seguramente como a una de sus grandes pérdidas conscientes en su vida.
Has dejado tu firma intachable en cada gesto. Has sido ejemplar, Noi.
Y de repente no estarás ya más en los paseos, ni tumbado en tu camita, ni corriendo junto a mi bici, o bañandote en algún embalse.
Simplemente te has ido. Sin hacer ruido.
Espero que te unas a la manada del Gran Lobo Salvaje, junto a nuestros dos camaradas, con los que espero tengas un reencuentro felíz. Y que me hagáis hueco, esperadme, porque yo querré unirme a vosotros para darnos un paseo de los nuestros...
Buen viaje surfero. Que disfrutes de las olas.